La relación entre clima y perfume no es casual: la temperatura influye directamente en cómo percibimos los aromas. Así como elegimos ropa distinta para cada estación, adaptar nuestras fragancias a cada temporada potencia su encanto y armonía con el entorno.
Primavera – Verano 🌿☀️: frescura y energía
Las altas temperaturas intensifican las notas, por lo que conviene elegir aromas ligeros que no se vuelvan invasivos.
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Familias ideales: cítricas, acuáticas, verdes y florales suaves.
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Notas comunes: limón, bergamota, toronja, peonía, rosa, jazmín, bambú, menta, flor de azahar.
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Sensación: limpieza, vitalidad, frescura.
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Momentos ideales: actividades al aire libre, viajes, reuniones informales, días soleados.
Un perfume fresco en verano no solo huele bien: refresca la mente y aporta ligereza al ambiente.
Otoño – Invierno 🍂🔥: calidez y presencia
Con el frío, las notas intensas y envolventes despliegan todo su poder. Este es el momento ideal para perfumes con cuerpo y profundidad.
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Familias ideales: oriental, amaderada, gourmand, ámbar.
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Notas comunes: vainilla, sándalo, ámbar, cuero, especias (canela, clavo, pimienta), patchouli.
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Sensación: calidez, elegancia, sofisticación.
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Momentos ideales: cenas, eventos formales, momentos íntimos, noches frías.
Aromas de transición 🍃
En los meses intermedios (primavera/otoño), las fragancias amaderadas suaves, florales intensos o con toques especiados son un punto medio perfecto. Aportan presencia sin resultar abrumadoras.
Tu aroma estacional puede ser parte de tu estilo
Muchos amantes de la perfumería tienen un “wardrobe olfativo”: una colección pequeña de perfumes que rotan con las estaciones. Esto no solo refresca la experiencia, también ayuda a asociar recuerdos con épocas específicas del año.
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