La naranja se usa principalmente como aceite esencial extraído de la cáscara por prensado en frío, lo que conserva su frescura chispeante y jugosa; esta nota cítrica aporta brillo y optimismo a las salidas de los perfumes, dando una sensación inmediata de limpieza y vitalidad.

El acorde de café, que puede obtenerse por destilación de granos tostados o mediante recreaciones sintéticas, se popularizó en la perfumería moderna por su matiz cálido, tostado y ligeramente amargo, añadiendo un carácter adictivo y gourmand a fragancias intensas y orientales.

Los frutos rojos en perfumería rara vez se extraen directamente, sino que se recrean mediante acordes sintéticos para capturar su aroma dulce, ácido y vibrante; estas notas aportan un aire juvenil, divertido y gourmand, ideales para dar un giro frutal y chispeante a las fragancias femeninas.

La rosa rosa, diferente de la damascena o la centifolia, aporta un aroma más afrutado, fresco y dulce, símbolo universal de la feminidad y el romanticismo; en perfumería es muy apreciada por su delicadeza y porque se requieren enormes cantidades de pétalos para producir unas pocas gotas de su valioso aceite.